miércoles, 3 de febrero de 2016

La co-responsabilidad parental

¡Hola a tod@s! La verdad me encantaría poder escribir más seguido pero sabrán entender las circunstancias teniendo un bebito de casi dos meses. En esta ocasión quisiera contarles mis experiencias acerca del rol paterno en la crianza de nuestro hijo. Mi intención no es imponer un ideal sino compartir con uds. lo maravilloso de vivir día a día el crecimiento de tu hijo con mi pareja. 
Para empezar, la relación crece a dimensiones inimaginables. Es hermoso ver a tu amado con el fruto de ambos en sus brazos. Al principio pensé "¡qué suerte que los hijos se hacen de a dos!" y es tal cual. No sólo porque lo contiene cuando vos ya estás saturada (relevos) , sino también por su gran rol de sostén de la familia. Se forma un equipo en donde la coordinación y la colaboración es fundamental. En los primeros tiempos, tu pareja representa a una especie de prolongación tuya que puede realizar todas las cosas que vos no por tu enorme ocupación, sobre todo en el mundo exterior. Claro que al principio se vive un clima crispado y de algunas discusiones aisladas, básicamente por el mal sueño, el desconocimiento y la adaptación a la nueva realidad. Se llega a pensar "¿qué hicimos?" pero, después de cierto tiempo, la nueva rutina se empieza a asentar y todo el circuito anda más aceitado.
Cuando leemos acerca de la simbiosis fisiológica que existe entre la mamá y el bebé, no pensamos que algunas de esas sensaciones también son experimentadas por el padre. Es hermoso encontrar cosas parecidas entre ambos, no sólo físicas sino también actitudinales. En nuestro caso particular, ver cómo él también tiene el sueño más liviano, sufre de complicaciones intestinales, posee congestión nocturna, se preocupa por la alimentación del bebé, tiene la misma mirada, disfruta de sus interacciones y comparte sus emociones. 
Por último, la importancia de su papel para la exploración motriz del niño. Creo que si a los hijos los criáramos sólo mujeres viviríamos en un mundo menos explorado, porque todo el tiempo estamos preocupadas por su sufrimiento. En cambio, el padre lo hace volar en avioncito, fingir que patea una pelota o la ataja, subirlo hacia el techo como si lo estuviera ofrendando a los dioses y todo tipo de boberías más. Acciones que se repiten todos los días y sin duda comienzan a gestar un vínculo profundo de identificación y cuidado mutuo. 
Lo importante del rol paterno, y que se entienda que no sólo me refiero al padre, es que es el ser que le muestra el mundo al sujeto incipiente cumpliendo una función trascendental en la separación de la díada madre-hijo. 
¡Hasta pronto!