sábado, 26 de diciembre de 2015

¡Bienvenido Juan Martín, bienvenida maternidad!


Hola a tod@s! Al fin llegó el momento, cuando nos preparábamos para armar el arbolito vino nuestro pequeño bebé Juan Martín a colmarnos de felicidad el 8 de diciembre. Me propongo compartir con uds. las experiencias de una madre primeriza que habiendo estudiado mucho por su profesión se da cuenta de que no alcanza lo leído, visto y escuchado. Hay que vivir la maravillosa experiencia y construir el "saber". Mi idea no es escribirles un blog más de maternidad, sino tratar de compartir con uds. las relaciones que encuentro entre lo que me enseñaron formalmente y lo que efectivamente voy descubriendo en la vivencia. Es decir, hablarles acerca de ese preciado momento en el que se activa el interruptor entre la teoría y la práctica. 
Hoy quisiera derribar un primer mito: "nada se da de manera natural". Ni el parto, ni la maternidad, ni el vínculo, ni la lactancia. Todo constituye un camino que comienza desde la concepción, en donde se van afinando cada vez más los instrumentos de una gran orquesta que va creciendo día a día, incorporando más músicos, más auditorio y más repertorio. Entonces, cuando creemos que tenemos todo controlado y conocido aparecen nuevos desafíos. 
Me habían dicho que el parto era un dolor tolerable, ¿qué? Eso lo dirán para no asustarte, lo cierto es que a mi me dolió. Fue una experiencia natural y resultó ser hermosa, pero eso no quita el sufrimiento. Cuando te ponen a tu bebé en el pecho, estaba media atontada después de tanto trabajo. No fue un momento mágico, fue más bien una gran relajación en donde sentí que mi hijo estaba sano y eso me llenó de placer, el esfuerzo había valido la pena. 
El conocerse mutuamente tampoco es tarea fácil. La verdad es que al principio el bebé llora siempre igual y es difícil interpretar qué es lo que le sucede. Lo que les puedo decir, es que uno se siente muy cansado, molido, pero nunca vas a sentir ninguna cosa negativa en relación a tu hijo. Sacás fuerzas de donde no tenés para atenderlo. A lo sumo te la agarrarás con el padre, el cual cumple un rol fundamental al lado tuyo (suerte que los hijos se tienen de a dos!).
¡Y qué hablarles de la lactancia! "El bebé conforma al pezón" te dicen, Claro, si tenés un pezón digno. En mi caso literalmente me comió viva los primeros días. Primero porque en el afán de querer atenderlo me olvidé de comer y beber adecuadamente y eso me debilitó mucho. Segundo porque succiona tan fuerte que me lastimó toda, tanto que cada mamada constituía una tortura que se repetía cada tres horas. La lactancia debe ser un momento placentero, pero sinceramente esto no me ocurrió desde el principio. Necesité mucha ayuda para poder relajarme y disfrutarlo (frío, calor, casquillos, pezoneras, sacaleches, crema de caléndula, spray cicatrizante, sol, aire, y sobre todo ¡mucha contención!).
Espero que mis palabras puedan servirles a alguien, no como consejos, tampoco como conocimientos, simplemente como una experiencia compartida que puede hacer que se sientan un poco mejor, o al menos acompañados. Y si aún no son padres, que les hagan reír o empezar a tomar algo de conciencia de lo que les espera si toman esta hermosa decisión.
Sus aportes, comentarios y sugerencias serán muy valiosos. ¡Cariños para tod@s, buena vida y feliz año nuevo!
Nos reencontraremos pronto.